viernes, 17 de mayo de 2013

El celo del urogallo

La semana pasada, mi tío, mientras estaba trabajando se cruzó con este simpático habitante del Pirineo. No os diré donde lo encontró, porque es una zona que todavía conserva una importante área en estado semivirgen.
Resulta curioso que fuese tan sencillo fotografiar a este macho de urogallo (Tetrao urogallus), ya que además de ser una especie cada vez más escasa, también suele ser bastante tímida y huidiza. 

 No obstante en plena primavera, tiene lugar el celo de la especie; cuando las nieves dejan de cubrir la espesura los machos se tornan muy territoriales, es entonces cuando tienen lugar las peleas entre machos que intentan proteger su territorio y sobretodo, cuando los gallos se pavonean y entonan sus místicos cantos para cortejar a las gallinas que se esconden en la espesura.
Es tal el frenesí reproductivo que invade a los gallos del bosque, que incluso se olvidan de su vulnerabilidad, exponiéndose a sus depredadores. Solo en este contexto de celo y cortejo se explica que nuestro amigo de la imagen se mostrase tan descarado e incluso agresivo con un depredador potencial, como somos nosotros.


Por último quería destacar algunos aspectos referentes al estado de conservación del urogallo. En la Península Ibérica podemos encontrar dos areas con poblaciones de urogallo, cada una de las cuales alberga una subespecie diferente:
El urogallo pirenaico (Tetrao urogallus aquitanicus), se distribuye principalmente a lo largo de un área de unos 5700 Km2 entre los Pirineos franceses, andorranos, leridenses y oscenses. Se encuentra en zonas de bosque maduro y heterogéneo. Su estatus de conservación, si bien es algo mejor que el del urogallo cantábrico no deja de ser preocupante, principalmente debido a la fragmentación de su habitat en varios núcleos.
El urogalllo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) se encuentra en una situación más delicada si cabe. Con una área de distribución muy reducida, alrededor de 2000 Km2, dividida en dos núcleos, orinetal y occidental, y repartida entre las comunidades de Asturias y Castilla y León, con observaciones esporádicas en Lugo y Cantabria.

Son varios los factores que afectan negativamente a las poblaciones de urogallo en la Península;
-El cambio climático, sin duda, no contribuye al mentenimiento de la flora y fauna relíctica de la época glaciar, como es el caso del urogallo.
-La destrucción y pérdida de calidad del hábitat natural de la especie es notable tanto en la población cantábrica como la Pirenaica (Abandono del uso tradicional del territorio, construcción de pistas de esqui, urbanismo descontrolado, infraestructuras...), especilamente crítico para la población cantábrica es la escasez de acebos, cuyos frutos constituyen la base para su alimentación durante el invierno.
-Altos índices de depredación y competitividad con otras especies.
-Causas de mortalidad no natural (caza furtiva, tendidos eléctricos, vallados...).
-Fragmentación de las poblaciones y aislamiento de ejemplares por construcción de infraestructuras o destrucción de masa forestal propicia.


Parece imposible que en un mundo humanizado y desnaturalizado queden lugares donde pueda subsistir el urogallo, por ello estas imagenes suponen un halo de esperanza para todos aquellos que pensamos que no todo esta perdido, y que todos podemos poner nuestro granito de arena para contribuir a mantener la gran riqueza natural y biodiversidad que alberga nuestro territorio.




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